El lunes también resultó un día redondo. Pudimos usar la wifi del camping y colgar algunas fotos la noche anterior y a más de uno le cambió la cara.
Desayunamos pan con chacinas y café un la roulotte antes de coger el autobús para PM. 2 paradas y nos bajamos para ver el Arco del Triunfo. Los niños subieron e hicieron fotos. Hizo un poco de viento y hubo que tirar de jersey para disfrutar de las vistas.
La segunda etapa de la jornada nos llevó hasta Los Inválidos y la hicimos pateando los Campos Elíseos hasta el Grand Palais para girar a la derecha y encarar la inconfundible cúpula dorada de la tumba de Napoleón.Avanzamos por la acera de la izquierda y estuvimos observando también el Petit Palais antes de fotografiarnos junto a la estatua de Churchil.
El paseo por el puente de Alexandre III nos acercaba lentamente a los parterres de pelouse que preceden a La iglesia de Los Inválidos, que encontramos abierta y visitable tras la exhibición de armamento que la rodea. Nos sorprendió comprobar que la República Francesa muestre con orgullo su agradecimiento a Cristo en un lugar tan significativo para los creyentes y para los no creyentes. El púlpito, al igual que el de Nôtre Dame, resultaba tan hermoso como extraño.
Tras una breve oración, rodeamos el templo por el exterior y accedimos a la tumba del emperador. Aprovechamos para hacernos unas fotos y almorzamos a la salida en un self service.Volvimos a pasar por delante del tanque con el estómago algo más lastrado y buscamos la boca del metro para hacer la digestión en la Ópera Garnier.
¡Y bien que mereció la pena la visita a pesar de cansancio acumulado!
Le dedicamos digestión y media antes de salir a estirar las piernas por el entramado de Tiendas Zara que jalonan el bulevar de la Madaleine, que también nos esperaba con las puertas abiertas.
Remontamos la escalinata disimulando el agotamiento entre las jardineras de petunias y entramos a participar del silencio y recogimiento de los turistas.
Permanecimos un rato sentados, observando el interior del templo y descansando.
Rengresamos al metro en versión de luxe y nos despedimos en Concorde de la línea 8 para llegar a PM subidos en nuestra queridísima línea 1.
Para cenar encargamos unas pizzas que estuvieron muy buenas para ponérselas a Santa Mónica.Pero no sobró nada.
Mañana toca Versailles.
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